El objetivo que me he planteado en esta actividad es, partiendo de los resultados obtenidos en el cuestionario CHAEA, intentar descubrir qué tipos de actividades pueden encajar mejor en mi estilo de aprendizaje. Por eso he desarrollado los siguientes puntos: resultados del cuestionario, características de mis estilos predominantes, consideraciones a la hora de diseñar las actividades, tipología de actividades relacionadas con mis estilos predominantes y una ejemplificación de las variantes de una misma actividad adaptándola a los distintos estilos.
La idea principal es que en los cursos de formación del profesorado que coordino es necesaria una revisión a fondo de la tipología de tareas y actividades que se plantean, con el fin de intentar llegar al máximo de alumnado posible y permitir que cada uno pueda en función de su estilo de aprendizaje trazar su propio itinerario de actividades a realizar en el curso.
Lógicamente, esto no debe suponer que se lleguen a clasificar estas actividades de tal forma que sean excluyentes, evitando el tipo de orientaciones: “Si tu estilo es reflexivo, haz la actividad 3, 6 y 8”. Por el contrario, se trataría de proponer una serie de actividades, para que cada uno elija las que más de adapten a los estilos predominantes y que puedan organizar sus procesos de aprendizaje de forma más eficaz, permitiendo de esta forma aumentar la calidad de los cursos en lo que respecta a la flexibilización del aprendizaje y autonomía de los participantes.
La ejemplificación final puede parecer algo simplista, pero debe tomarse como lo que es: un ejemplo de las posibilidades que tendría aplicar el conocimiento sobre los estilos de aprendizaje a la hora de proponer actividades en un curso de e-learning.
En este enlace puedes ver el trabajo completo
Lógicamente, esto no debe suponer que se lleguen a clasificar estas actividades de tal forma que sean excluyentes, evitando el tipo de orientaciones: “Si tu estilo es reflexivo, haz la actividad 3, 6 y 8”. Por el contrario, se trataría de proponer una serie de actividades, para que cada uno elija las que más de adapten a los estilos predominantes y que puedan organizar sus procesos de aprendizaje de forma más eficaz, permitiendo de esta forma aumentar la calidad de los cursos en lo que respecta a la flexibilización del aprendizaje y autonomía de los participantes.
La ejemplificación final puede parecer algo simplista, pero debe tomarse como lo que es: un ejemplo de las posibilidades que tendría aplicar el conocimiento sobre los estilos de aprendizaje a la hora de proponer actividades en un curso de e-learning.
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